Inevitable sacar
una sonrisa en todos aquellos que amamos el cine español en todos sus cabales,
cuando somos testigos del “exitazo” de “Ocho
apellidos vascos”.
Esta película de
Martínez-Lázaro ha batido récords de taquillas, y hoy es un buen día para gritar
“Que viva el cine español”.
Desde películas
románticas como “A tres metros sobre el
cielo”, históricas como “La voz
dormida”, enternecedoras como “Ismael” o aquellas que te hacen no querer despegarte
de la pantalla como “El cuerpo”, “La piel que habito” o "La habitación de Fermat".
El cine español
lleva brillando mucho tiempo, pero no a ojos de todo el mundo… Es quizá esta producción
cinematográfica, la puerta que el cine español necesitaba para darse a conocer,
para abrirse camino ante un público tan exigente.
Estoy segura de
que no me equivoco al pensar que el rechazo a una película española se da sin tan
si quiera haberla visto, y es una triste realidad que vivimos hoy. Sólo
escuchar “Veamos esta película, es española” crea, desgraciadamente, un rechazo
inmediato por una gran parte del público.
Y yo, hoy, me
atrevo a decir que estoy enamorada del cine español.
Démosle una
oportunidad. O dos.
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