"Diablo de ojos verdes"

martes, 22 de abril de 2014

Ángel Haro, "el arte, una forma de conocerse a sí mismo"

Ángel Haro me dedica un poco de su tiempo y nos deja un reflejo de un gran artista moderno.

I: ¿Qué es para usted el arte?
A: El arte es la capacidad que tiene algunas personas de transformar emociones, percepciones, o sospechas en objetos que a su vez provocan emociones, percepciones y sospechas. Sin que unas se correspondan necesariamente con las otras. También es una forma de conocerse a si mismo, con todo lo que conlleva de terapéutico, me refiero para el artista.

I: Es un duro trabajo, y quizá ¿poco reconocido? ¿Qué supone dedicarse a la pintura?
A: No seamos injustos ni autocompasivos, hay trabajos mas duros en el mundo y al fin y al cabo el arte es una elección personal. Tampoco podemos negar que mediáticamente está muy valorado aunque quizás por lo que menos debiera estarlo. Tal vez lo que mas se desconozca sean los porqués de esa necesidad  creativa o la vida real del artista, (no los que nos explican en los textos de los catálogos o en las críticas de arte). Me refiero a la trastienda del arte, muy alejada de los estereotipos glamurosos que se fabrican para “promocionar” al artista. Para mi la pintura es en primer lugar una pasión, una forma de explicar el mundo tal y como yo lo veo, o lo siento. Pero también es un compromiso con el “oficio”, con toda la enorme tradición a la que tengo la fortuna de pertenecer como artista occidental y español. Es mi trabajo diario desde hace muchos años y al que tengo que acudir haga frio o calor, esté mas acertado o menos o mi obra sea mas o menos reconocida.

I: ¿Ha tomado la influencia de algún artista concreto?
A: De muchísimos, aunque no he estudiado en la academia o una facultad de BBAA no me considero autodidacta porque me he pasado la vida en los museos del mundo, visitando estudios o leyendo sobre arte. Decía un viejo pintor amigo mío que ya murió, que todo buen artista se debe a muchos padres porque aquel que no tiene padre es un hijo de p…. Bueno, era una forma jocosa de explicar que la transmisión de conocimientos entre generaciones es vital para el desarrollo de un arte. La autentica modernidad es la que nace de la tradición, no la que la niega. Te tendría que hacer una lista de mi “panteón cultural” para contestarte a la pregunta pero me puedo arriesgar con una serie de nombres: Giotto, Paolo Uccello, Durero, Velázquez, Zurbarán, Ribera, Rembrandt, Goya, Delacroix, Gericault, Sorolla, Monet, Cezanne, Picasso, Miró, Calder, Millares, Rauschenberg, Rothko, Pollock, Clavé, Kentridge, etc.… sin contar músicos, escritores y dramaturgos. 

I: Como podemos observar en sus obras, logra hacer sentir al observador distintas emociones, ¿es esta su intención?
A: Creo que el arte tiene dos vocaciones, una expresiva y otra comunicativa. La expresión es la que usa el acto creativo para darnos respuesta acerca de nuestras propias pulsiones. Pero la expresión no necesita interlocutor, es un diálogo íntimo, como una oración. En ese sentido el artista necesita escucharse a si mismo con intensidad. Sin embargo la comunicación precisa de un canal emisor y un receptor, o espectador. En ese caso pienso que es importante la implicación del observador y de su sensación sobre la obra, pues finalmente la obra se cierra cuando el la ve y la interpreta. En la historia del arte tenemos ejemplos de ambas. Yo intento expresarme en primer lugar, entender porqué siento de una u otra manera. Si además consigo arrancar una emoción en el espectador, mejor que mejor. Creo que no se puede exigir a nadie que se emocione con tu obra, ni tampoco despreciar un sentimiento hacia ella.

I: ¿Cuál es su opinión acerca de la interacción entre las artes, en referencia a las plásticas, con la literatura?
A: Siempre ha existido ese vínculo y en algunos momentos históricos un arte ha sido guía para el otro. Creo que ahora mismo hay un exceso de literatura asfixiando al arte, tanto que muchos artistas se han convertido en ilustradores voluntarios de textos preconcebidos desde la crítica o la filosofía. Muchas veces hay una falta de respeto hacia las artes plásticas desde la literatura porque parece que si una obra no se traduce a texto es incomprensible. Hay que recordar que las artes plásticas tienen un lenguaje de signos, formas, sombras y colores, viejo como la humanidad y además no es necesario traducir un cuadro pintado por un artista de otra cultura. Podemos disfrutar viendo pintura china sin saber una palabra de chino, la transmisión es directa, es como la música. Sin embargo no olvidemos que las letras de cualquier abecedario son una transcripción de sonidos a signos gráficos, o sea dibujos, para poder ser descodificados. Dicho esto, adoro la literatura y me ha influido mucho a la hora de pintar, mas por la actitud de los literatos que por sus ideas sobre el arte.

I: ¿Recuerda aquella primera vez que decidió plasmar, derramar, volcarse sobre una superficie?
A: No recuerdo la primera vez porque se remonta a mi mas tierna infancia, como todo el mundo. Cuando alguien me pregunta ¿Cuándo empezaste a pintar? Yo siempre contesto con otra pregunta ¿Cuándo dejaste tu de pintar?. Todos pintamos en un principio, porque es un sistema de expresión directo, antes de poder utilizar las palabras. Sólo los pintores seguimos haciéndolo, los demás son los que lo abandonan.

I: ¿Un artista nace, o se hace?
A: Hay artistas tienen el “veneno” al nacer y otros a los que se le inocula en la infancia pero después hay que trabajar, perseverar, saber esperar, vencer el desasosiego, resistir, obsesionarse, defender lo indefendible, gozar con el misterio de la materia y al final uno se convierte en un artista cuando ya es demasiado tarde para renunciar.

I: Háblenos de “Sinestesia”
A: Fue un proyecto muy interesante, la música siempre me ha fascinado pues creo que es único arte que nos permite hablarle a los dioses cara a cara. Fue dirigido por un alumno del último año de conservatorio y juntó a varios compositores con dos músicos y un artista plástico (que era yo). Se trataba de un repertorio para dos pianos mientras yo intentaba traducir lo que sonaba a un enorme papel inclinado de 4 x 5 metros, todo a vista de público. Se hizo una grabación en vídeo y el resultado constata que las artes se entienden en un lenguaje muy directo entre ellas sin necesidad de intermediarios.

I: Por último, Ángel, una pequeña ronda de preguntas rápidas
I: Dos artistas que admire:
A: Uff, difícil quedarse solo con dos, pero a vuela pluma, Miles Davis y Durero
I: ¿Una musa?
A: Mi Mp3 con mas de 8000 temas musicales y la soledad del estudio.
I: Dos artistas que no correspondan con su visión del arte:
A: Dalí y Damien Hirst
I: Un color:
A: El rojo
I: Si volviera a nacer, ¿volvería a ser artista?
A: Si, pero músico.
I: Su obra más querida:
A: Alguna de la serie Robín de Agua, por cuestiones sentimentales.


I: Gracias Ángel por su tiempo, le deseo mucha suerte en sus proyectos futuros. 

Pueden visitar obras y proyectos del artista aquí: http://www.angelharo.net/
Y a partir del 13 de Mayo en Tabacalera. 


     

Un año de idas y venidas

El primer paso…
                          
Barcelona me vio nacer, Badajoz me vio crecer, y ahora Madrid es testigo de mis éxitos y fracasos, de mis errores y algún que otro acierto.
Quizá siempre tuviste una vocación, estás total y completamente convencido de que naciste para ser algo; ingeniero, arquitecto, médico, peluquero, empresario, maestro… Qué importa el qué, lo importante es que naciste para dedicarte a ello, para pasar toda tu vida creando, curando, enseñando, siendo feliz haciendo lo que haces.
O quizá eres de los míos, de los que siempre dudan, de los que lo quieren todo y a la vez no quieren nada, quizá te equivocaste, o quizá acertaste.
Si eres de los míos, acabaste esa “Prueba de Acceso a la Universidad” pensando… ¿y ahora qué?
Ahora sólo quería viajar, cambiar… Y te elegí a ti, Madrid.
No sé si nací para contar lo que está pasando, destapar la verdad, adentrarme en el mundo como no todos tienen la oportunidad de hacer, vivir sabiendo que estoy ayudando a los demás a conocer la realidad… no sé si nací para ser periodista.
Cuando era una niña no cogí una cámara, ni simulé dar una noticia, ni si quiera escribía pensando que era lo que más deseaba hacer. Yo sólo bailaba, cantaba, me metía en la piel de mil personajes distintos y sabía que era lo que quería hacer, que quería ser artista.
Pero, probablemente el destino, o quizá mi cobardía, me trajeron hasta la facultad de Ciencias de la Información, dónde me formo como periodista.
Han pasado ya meses desde que te conocí Madrid, y me regalaste a personas maravillosas que ahora son parte de mí.
Personas que se convierten en “hermanas”, en pilares básicos, que dan cariño, que te sacan sonrisas…con las que compartes historias, momentos…aquellos con los que trabajas, aquellos que te ayudan, que lo dan todo.
Mi primer año de Universidad, me ha regalado más que sueños, más que ganas, más que ilusión, me ha regalado personas.



“Spaghetti”, “Espagueti”, o como diría mi abuela “Espagestis”


La pronunciación importa poco cuando se trata de degustar lo que se ha convertido en una comida internacional, y no sólo porque lo diga yo.
¿En cuántas “guerras de comida” en las películas no vemos a alguien lanzar espaguetis como si no hubiera mañana? ¿A caso en “La dama y el vagabundo” habría habido beso si no fuera gracias a los espaguetis? Y no hablemos de todas las recreaciones que han surgido en la industria cinematográfica tras la romántica escena.

Espagueti ya no es sólo un tipo de pasta, ha llegado a ser un género cinematográfico (spaghetti western), un gran nudo de intercomunicación entre varias vías de transporte, e incluso una religión; El Monstruo Espagueti Volador, religión creada en Kansas para protestar contra la enseñanza, en la escuela, de la teoría creacionista.

Muchas son las formas de saborear este tipo de pasta, ya sea de manera más o menos tradicional, ya sea o no el espagueti el plato principal…los hay para todos los públicos.
Desde el espagueti “a la boloñesa”, “a la carbonara”, con chorizo, pisto o albóndigas, con chipirones…e incluso fresas.

No existe excusa alguna ya, para no probar los espaguetis.